“El viejo que subió un peldaño” nos lleva a un eximio músico que, retirado hace mucho tiempo de los escenarios y sumido en la decrepitud física y en un voluntario ostracismo, es convocado a volver a enfrentar al público por una vez más. Sabe perfectamente que por sus limitaciones se expone a destruir lo único que le queda: ser una leyenda. Quienes lo incitan a que corra el riesgo de hacer el ridículo en ese regreso fugaz son sus antiguos compañeros en el conjunto folklórico, a quienes también el tiempo les ha ido mermando sus capacidades. La negativa de El viejo que subió un peldaño será rotunda, sin embargo, poco a poco se irá minando al surgir los recuerdos de un pasado glorioso, cuando él y su grupo no solo gozaron de una merecida fama, sino que también vivieron la epopeya de enfrentar, como ciudadanos y artistas, la represión dictatorial. Así la propuesta, absurda a primera vista, da señales de verdecer y concretarse.
Jorge Calvo, entre otras de esas preguntas que un texto literario debe estimular en el lector, nos lleva a indagar sobre la fuerza de nuestro pasado cercano en un presente que, como la mente cansada de un anciano, parece carecer de proyectos que puedan sacarlo de su aletargamiento. Se me ocurre que quizá aquí esté la metáfora que engloba la novela. Obra breve aunque notable, por la profundidad de sus temas y de su pericia narrativa que hacen de sus páginas un universo humano digno de incursionar.
Sergio Infante Reñasco
Estocolmo, noviembre de 2015
Autor: Jorge Calvo
Estado: Nuevo
Páginas: 94
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